† En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí
todos los que estáis cansados y
agobiados, y yo os aliviaré. |
† Mt 11, 25-29 |
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† Fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga. La gente decía admirada: «¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?». Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta». Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe. |
† Mt 13, 54-58 |
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† Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros». |
† Mc 10 - 31 |
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Humildad, sencillez: Los pequeños, sencillos, humildes son más sencillos cuanto más conocen al Señor. A los soberbios, vanidosos, les molesta las enseñanzas de Jesucristo e incluso cambian su sentido. Manso no es cobarde: es la fortaleza de dominar la propia violencia y utilizar el genio para acometer dificultades. Hasta que inicia sus enseñanzas en público, Jesucristo vive con total sencillez, como hijo del carpintero. |