No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.  En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.  El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.

 Mt 5,  17-19

       

   Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.  Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.  Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la gehenna del fuego.  Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti,  deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.  Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel.  En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.

 Mt 5,  20-26

       

 Si yo no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa de su pecado.  El que me odia a mí, odia también a mi Padre.  Si yo no hubiera hecho en medio de ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado, pero ahora las han visto y me han odiado a mí y a mi Padre, para que se cumpla la palabra escrita en su ley: “Me han odiado sin motivo”.

 Jn 15 - 22/25

       

 Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».

 Jn 21 - 22

       

  Pecado: estar perdido. Tú sígueme. Seguir a Jesús, seguir su camino y amor, encontrarlo en todo. Pecado: despreciar a Jesucristo. Soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza.

Con el tiempo, grupos humanos quieren abolir palabras de Dios, permitir pecados, basándose en la misericordia y amor de Dios.

Consideran el amor y perdón de Dios hacia los que pecamos, pero desprecian el amor de Dios hacia quienes sufren por nuestros pecados y les hacemos daño.

  La cólera, la ira, hace daño a los demás, no la podemos justificar.
Si has hecho daño a tu hermano, reconcíliate antes de hacer ofrendas a Dios.